Y no solo el año: también el primer cuarto del siglo XXI va corriendo a una velocidad absurda. Sí, ya tan rápido estamos a unos días de que termine diciembre. Entre citas médicas, brotes, correos sin responder, fiestas a las que no fuimos y otras a las que fuimos con miedo de cansarnos demasiado… el año se esfumó. Pero antes de que se nos vaya del todo, vale la pena hacer una pausa y mirar atrás. No para juzgarnos, ni para hacer una lista de “deberías”, sino para hacer un balance honesto y amable de lo que pasó este año, y así regalarnos un 2026 un poco más a nuestra medida.
¿De qué se trata este balance?
Es un ejercicio sencillo, pero profundo. Y, al menos para mí, es más realista y útil que hacer resoluciones de Año Nuevo que se nos olvidan a la segunda semana de enero.No se trata de “reinventarse”, ni de convertirse en otra persona, ni de fingir que todo fue maravilloso. Se trata de mirar con honestidad cómo fue tu año, con esclerosis múltiple incluida, y preguntarte:¿Qué de todo esto quiero seguir llevando conmigo al año que viene, y qué estaría lista o listo para soltar?
Cómo hacerlo (sin complicarte la vida)
No necesitas nada sofisticado: Papel y lápiz, o un cuaderno que te guste, un poco de tiempo sin demasiadas distracciones (o hacerlo por partes). Y si tienes agenda, calendario o diario, mejor: te van a ayudar a recordar cosas que ya se sienten lejanas. La perfección NO es el objetivo. Si hoy solo puedes escribir dos ideas porque estás cansada/o, está bien. Puedes volver mañana. Lo importante es darte el espacio. Con tu hoja en blanco delante, te propongo revisar tu año en algunos temas clave.
1. Tu salud: ¿cómo llegas a este cierre de año?
Tal vez esta sea la pregunta más difícil, pero también una de las más importantes.
- ¿Sientes que tu salud está mejor o peor que el año pasado?
- ¿Qué pasó que marcó la diferencia? ¿Hubo un brote? ¿Un cambio de tratamiento? ¿Un diagnóstico reciente?
- ¿Descubriste algo nuevo sobre tu cuerpo, tus síntomas, tus límites?
No se trata de compararte con nadie más, ni con la versión “ideal” de ti. Se trata de ver, con realismo y sin culpa, dónde estás hoy.
Puedes escribir algo tan simple como: “Este año mi salud estuvo más estable que el anterior porque…”. “Este año fue más duro porque…” Y luego anotar ejemplos concretos.
2. Tu cuerpo: más allá del “cuerpazo del momento”
Hablemos de tu estado físico, pero sin meternos en la trampa de la cultura del “cuerpazo del momento”.
- ¿Te sientes más fuerte, más débil, más cansada/o que el año pasado?
- ¿Hubo algo que te ayudó físicamente, aunque sea pequeño? Caminar un poco más, hacer fisioterapia, estiramientos, yoga en silla, descansar cuando lo necesitabas.
- ¿Cambió algo en tu alimentación? ¿Te ayudó o fue una fuente más de presión?
La idea no es juzgarte, sino registrar: ¿Qué funcionó? ¿Qué te hizo daño? ¿Qué podrías ajustar un poquito para sentirte mejor el próximo año?
3. Tu mente: ¿cómo estuvo tu mundo interno?
Vivir con esclerosis múltiple no es solo un tema del cuerpo. La mente también se cansa, se asusta, se enoja, se adapta.
Pregúntate:
- ¿Cómo estuvo tu estado mental este año?
- ¿Sentiste más ansiedad, tristeza, rabia, miedo?
- ¿Encontraste algo que te ayudara a sostenerte? Terapia, medicación, meditación, hablar con alguien que entiende, grupos de apoyo, escribir, llorar a solas sin explicaciones.
No hay respuestas correctas aquí. Solo tu verdad. Puedes escribir: “Este año me costó mucho aceptar…” .“Me sorprendí al darme cuenta de que puedo…”Lo importante es reconocer también los recursos que has ido construyendo para seguir adelante.
4. Tus relaciones: ¿quién estuvo contigo este año?
Aquí puedes mirar:
- Tus relaciones familiares
- Tus amistades
- Tu pareja (si la hay)
- Las personas nuevas que llegaron a tu vida (a veces, otras personas con EM, profesionales de salud, gente que conociste online)
Pregúntate:
- ¿Quiénes fueron tu red este año?
- ¿Quién te sostuvo, aunque fuera con un mensaje corto?
- ¿Qué relaciones se enfriaron o dolieron?
- ¿Hubo límites nuevos que pusiste para protegerte?
No se trata de hacer una lista de “buenos” y “malos”, sino de reconocer cómo se movieron tus vínculos y qué necesitas de ellos en 2026.
5. Tus proyectos personales
Cuando hablamos de proyectos solemos pensar en cosas enormes: lanzar algo, cambiar de carrera, escribir un libro. Pero a veces el gran proyecto fue simplemente seguir adelante, aprender a escuchar al cuerpo, reorganizar el día a día para incluir el descanso.
Piensa en:
- Proyectos personales grandes o pequeños: estudiar algo, crear contenido, emprender, retomar un hobby, cuidar plantas, leer más, empezar terapia.
- ¿Qué avanzaste, por mínimo que parezca?
- ¿Qué tuviste que pausar por la EM, por cansancio, por falta de recursos?
Puedes anotar: “Este año logré…”. “Este año no pude con…, y eso me dolió, pero también aprendí…” Darle nombre a estas cosas ayuda a ver que no has estado “quieta/o”, aunque a veces lo hayas sentido así.
6. Tu hogar: ¿dónde y cómo estás viviendo?
Pregúntate:
Tu hogar no es solo el lugar físico. Es el espacio donde descansas, te recargas (o te drenas).
- ¿Tu casa, habitación o entorno se siente como un lugar que te cuida?
- ¿Qué funcionó bien este año? ¿Qué no?
- ¿Hay algo, aunque sea pequeño, que te gustaría cambiar para que tu hogar sea un poco más amable con tu cuerpo y tu energía?
- Un lugar más cómodo para trabajar
- Un espacio para descansar sin culpa
- Adaptaciones pequeñas que faciliten tu movilidad
No tiene que ser una gran reforma. A veces, un cambio muy concreto hace la diferencia.
7. Tu trabajo (o tus opciones laborales)
La esclerosis múltiple atraviesa también cómo trabajamos, cuánto trabajamos y desde dónde.
Piensa en:
- ¿Cómo te sentiste con tu trabajo este año?
- ¿Tuviste apoyos, flexibilidad, comprensión… o todo lo contrario?
- ¿Cuidaste tus horarios, tus descansos, tus límites, al menos un poco más que otros años?
- ¿Se abrió alguna posibilidad nueva que no habías considerado?
Aquí puedes ser muy honesta/o: “Este trabajo me agota, pero ahora mismo lo necesito por…”. “Estoy buscando opciones que se ajusten mejor a mi energía…” No hace falta tener todas las respuestas. Basta con empezar a ver con claridad qué necesitas.
Hasta aquí, ya tienes un mapa inicial de tu año: salud, cuerpo, mente, relaciones, proyectos, hogar, trabajo. Con eso, puedes dar un paso más. ¿Y ahora qué hago con todo esto?
Este ejercicio no es solo un recuento de lo que pasó. Es también una forma de preguntarte:
- ¿Qué quiero cuidar más en 2026?
- ¿Qué no quiero volver a repetir si está en mis manos?
- ¿Qué pequeñas decisiones puedo tomar para que mi vida, con esclerosis múltiple incluida, se parezca un poco más a la vida que deseo?
No espero que el recuento de los momentos importantes sea igual para todas las personas, ni que nos impacten de la misma forma, ni que saquemos las mismas conclusiones. Cada quien hará este balance desde su historia, su diagnóstico, sus tratamientos, sus miedos y sus sueños. Lo que sí deseo es que, al mirar tu año, puedas reconocer algo que a menudo olvidamos:
Has llegado hasta aquí. Con todo lo que eso ha significado.Si al terminar este ejercicio quieres ir un paso más allá, puedes cerrar con dos listas muy simples:
- Lo que quiero llevar conmigo al 2026
- Lo que estoy dispuesta/o a soltar (o al menos, a empezar a soltar)
No tienen que ser listas perfectas. Pueden ser palabras sueltas, frases cortas, ideas que todavía no sabes cómo se verán en la práctica. Lo importante es que, por un momento, el ruido de “lo que deberías estar haciendo” se haga a un lado, y aparezca lo que realmente necesitas.
0 Comments