Para mantenerse bien es muy importante el movimiento del cuerpo y el ejercicio. No es necesario sudar ni terminar con dolor en los músculos, pero es bueno siempre hacer movimientos de terapia física, estiramiento o en general cualquier ejercicio. El movimiento nos ayuda a mantener los músculos. Usar pesas o bandas de fuerza, nos ayuda a mantener los huesos más fuertes, lo que nos beneficia en el caso de que utilicemos cortisona para aminorar las recaídas de la esclerosis y otras enfermedades crónicas, la cual es catalista de osteopenia y osteoporosis. 

La caminata, aunque parece poco, es importante y necesaria, aunque sea solo en la casa. Caminar es más complejo de lo que imaginamos: requiere que nos mantengamos erguidos y usar una cadena coordinada de movimientos transversos consecutivos que no notamos hasta que perdemos la facilidad o posibilidad de hacerlos. Cuando la caminata se nos vuelve más pausada, menos continua, nos empezamos a jorobar para ver mejor el piso, y compensamos el movimiento  con un tren de locomoción que nos cansa más, nos fatiga otras cadenas musculares, y poco a poco nos va afectando el balance, el caminado, literalmente, y si no lo notamos y hacemos lo posible para volver a caminar de forma normal y regular, con buena postura y cadencia, podemos tropezar muy a menudo, precipitando accidentes que nos pueden causar magulladuras, morados, raspones, y hasta huesos rotos.

Para fortalecer los músculos cualquier ejercicio que hagamos nos beneficia, y mientras podamos practicar los que más nos gustan, mejor. Si nos gusta bailar, jugar fútbol, montar bicicleta, jugar tenis o tejo, debemos hacer lo posible por seguir haciéndolo mientras no estemos propensos a accidentarnos mientras lo practicamos. ¿Por qué? Porque si es algo que nos gusta hacer, es algo que vamos a querer hacer, nos divierte, nos anima, y lo querremos hacer mejor. También es bueno tener un grupo de amigos y conocidos con los que lo practiquemos, ofreciéndonos un ambiente  social. Esto nos dá más relaciones sociales, lo cual mejora nuestro ánimo y disposición. 

El ejercicio diario es importante, ya que ha sido demostrado que ayuda a disminuir la fatiga. Fatiga, para los que no la conocen o saben que es, es ese elefante gigante que sentimos de pronto se nos encaramó en la espalda, ese que nos hace sentir como si nos estamos moviendo entre cemento casi seco, que nos afecta en cualquier momento del día o la noche.

Solo por evitar esto, deberíamos hacer ejercicio, pero hay que hacerlo de forma mesurada. La idea no es empezar a entrenar para un maratón. Poco a poco y cada uno a su capacidad, hacer el ejercicio que más nos beneficie, depende de que los resultados que practicarlo nos dé y como nos sentimos después. Lo que podamos, aún si es solo la intención de movimiento, hecho constantemente, lo podremos hacer, gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro. Pero este es un tema al que le dedicaré otro blog, pues tiene mucha importancia.