Una carta al IDU

by Sep 4, 2023Uncategorized0 comments

Señores del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU);

Escribo en nombre de cada una de las personas, con algún tipo de discapacidad, que represento a través del proyecto Viviendo con Esclerosis Múltiple en relación al artículo de la revista Semana de julio 2023, de la sección Enfoque, página 6, titulado: Bogotá, Trampa Mortal. En ese texto se dice que el IDU confirma (acá lo escribo de manera textual): “Que arreglar las aceras costaría 1,4 billones de pesos. Además, el 57% de las aceras están en buen estado, el 30% en regular estado y el 12.4% en mal estado”. Un artículo tan breve que además de faltarle desarrollo periodístico, pues ni siquiera se contrapregunta o amplía, es una ofensa para todos y a cada uno de los ciudadanos que vivimos en Bogotá.

Como parte de un porcentaje de la población con movilidad impedida y limitada, me siento en el deber de levantar la voz, en nombre de ellos, y decir que estas cifras que presenta el IDU están lejos de la realidad, teniendo en cuenta que hoy no hay un andén en Bogotá en el que uno camine y no tenga al menos una trampa mortal, como la revista Semana misma titula.

Adicionalmente, estas cifras NO incluyen los costos que cada uno de los impedidos en movilidad como los ciegos o de vista alterada, o la población general, tenemos que pagar al ser víctimas de esas trampas que afectan a todo transeúnte de a pie.

Los accidentes por tropiezos y caídas en las vías públicas a causa de estas trampas mortales causan además del incidente, altos costos en los servicios médicos, costos en el cálculo las horas/días de trabajo perdidas, y ni hablar de la calidad de vida y la incalculable sensación de impotencia, impedimento e inseguridad a la hora de salir a caminar por la calle de forma independiente. Creo que esos cálculos deben tenerse en cuenta en función de los costos reales subsidiados con los impuestos que pagamos los ciudadanos para permitirnos el acceso seguro a las vías públicas que mantiene el IDU.

Nuestros funcionarios públicos, leer alcaldes, han buscado formas de movilizar mejor la población. El Transmilenio de Peñalosa es una gran obra, que dejo de crecer como debería para solucionar el gran problema de transporte en Bogotá, pero no lo arreglo.

¿Y donde están las apuestas y decisiones para la mejor forma de movilizarse en la ciudad que es caminando? Es la forma mas accesible, barata y saludable de movilizarnos, pero mientras no tengamos caminos que se puedan transitar, vamos a usar otras alternativas, más caras, más engorrosas, y menos buenas para el medio ambiente, pero también, con este estado en el que están los andenes, nos ofrecen formas más seguras y menos dolorosas para llegar donde tenemos que ir y tomar el carro o el transporte masivo como alternativa porque caminar no es seguro es totalmente injusto.

¿Cómo hacer que nuestros gobernantes entiendan que la forma más fácil de solucionar los problemas no es creando barreras sino facilitando las opciones más sencillas? Y partiendo de esta premisa, mejorar lo que ya existe progresivamente, para llegar a fines comunes populares, y no reinventar la rueda.

La comunidad en condición de discapacidad se hace varias preguntas y sería justo una respuesta de los que dirigen la ciudad, en este caso, del director del IDU.

Gracias por su atención,

Victoria,

Viviendo con Esclerosis Múltiple

Fundadora

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